Llevé ensaimadas a una reunión con amigos, y no exagero cuando digo que desaparecieron en minutos. Todos comentaron la calidad y lo diferente que era a cualquier otro dulce que hubieran probado. Me encantó lo fácil que fue conseguirlas y el precio tan razonable para un producto tan especial. Ahora me piden que las traiga cada vez que nos reunimos.