Ensaimadas
& Delicatessen
Nuestros dulces no solo son el arte de la repostería, son el latido de una pasión.
Ángel Cortés Ros & Ensaimadas Ángel
En el año 1972 Mallorca vio nacer a un artista que transformaría la tradición en obra maestra: Ángel Cortés Ros. Creció entre los aromas dulces y las texturas sedosas de la pastelería que sus padres regentaban, un taller de sabor y pasión que también llevaba su nombre. Como un pincel que encuentra su lienzo, Ángel descubrió, desde temprana edad, que sus manos eran el canal para dar forma a la belleza comestible.
A los 8 años, esas manos infantiles ya jugaban con la masa, moldeándola con una precisión y sensibilidad que anunciaban un talento precoz. Bajo la mirada de sus padres, sus primeros maestros, Ángel absorbía el conocimiento como una esponja y lo transformaba en arte efímero, pero inolvidable.
A los 16 años, con una visión que desbordaba su tiempo, Ángel decidió seguir su propio camino. Dejó atrás el sueño de sus padres para construir el suyo: una pastelería que no solo ofreciera productos, sino experiencias que rozaran lo sublime. Con cada ensaimada que amasaba, Ángel componía una sinfonía que conectaba a Mallorca con el mundo, convirtiendo este icónico dulce en un embajador de la isla.
El Alquimista del Amanecer
El arte de Ángel comenzaba cuando la noche aún abrazaba al mundo. En ese instante entre las sombras y la luz, cuando el reloj marcaba las cinco de la mañana, él estaba allí, transformando ingredientes simples en joyas culinarias. Sus movimientos, precisos como los trazos de un pintor, llenaban el aire de aromas que parecían notas de un pentagrama invisible, creando una sinfonía que despertaba los sentidos.
Cada mañana es una obra nueva, una poesía escrita con harina y azúcar, horneada hasta alcanzar un dorado que rivaliza con la salida del sol. Los clientes que cruzan la puerta no solo compran un producto, sino que participan en una experiencia única: el primer bocado es un preludio, y el último, el éxtasis.
El Maestro y el Mundo
La fama de Ángel trascendió las fronteras de Mallorca, como un cuadro que encuentra su espacio en las galerías más prestigiosas. Sus ensaimadas y delicatessen han sido degustadas por figuras que van desde futbolistas legendarios hasta el mismísimo Papa de Roma. La realeza y la aristocracia europea han sucumbido al hechizo de sus creaciones, que se presentan como pequeñas obras de arte comestible.
La mayor gratificación del artesano es ver a las personas que, a primera hora, entran en su pastelería y degustan sus productos con una expresión de pura felicidad, convirtiendo cada mañana en un momento inolvidable.
Ángel no solo crea para alimentar el cuerpo, sino también para nutrir el alma. Su pastelería es un escenario donde se cruzan artistas, escritores y amantes del arte. Allí se forman lazos inquebrantables, se forjan amistades y se celebran reencuentros familiares. Es un lugar donde el dulce sabor de sus productos se entrelaza con la dulzura de las historias humanas.
El Legado Vivo
Como un escultor que da forma al mármol, Ángel ha tallado un legado que se siente en cada rincón de su pastelería. Este espacio, impregnado de aromas y emociones, es un homenaje constante a la tradición y a la innovación. Desde los rincones más lejanos del mundo, personas llegan para saborear una parte de Mallorca y llevarse consigo un pedazo del corazón de Ángel. Con cada amanecer, Ángel sigue escribiendo su historia.
Su visión es clara: mantener vivo “lo nostre”, lo nuestro, ese legado que conecta generaciones, culturas y corazones. Porque, como bien dice el maestro, podrás cambiar tu comida en cada nuevo día y de cena cada noche, pero hay algo eterno y conmovedor en desayunar lo mismo toda la vida, si ese desayuno es una obra maestra.
La ensaimada, un poema
que se deshace en cada bocado.
Una espiral de tradición y arte.
Nuestra ensaimada es la promesa de un instante perfecto: cuando el sabor se convierte en emoción y cada capa es una historia que solo el alma puede entender.
Cada espiral es un amor a primera vista, una entrega total que conquista todos los sentidos y deja una huella imborrable.
Donde cada bocado cuenta una historia
Una espiral de
tradición y arte
